Una receta fácil, rápida, de las que puedes tener preparada con antelación o incluso congelar para cuando se presentan invitados inesperados.
Es perfecta para la cuaresma, ya que el bacalao es quizás el pescado más emblemático de estas fechas.
Ingredientes
• 200 g de bacalao (mejor si es desmigado)
• 1 cebolla mediana (picada)
• 1 puerro pequeño o medio grande(picado)
• 12 pimientos del piquillo
• 6 gambas
• 1 diente de ajo
• 2 ½ cucharadas de harina
• ½ vaso de leche templada
• Pimienta negra recién molida
• Sal
• Aceite de oliva
Para la salsa
• 2 pimientos rojos asados (unos 45 minutos a 180º)
• 3 dientes de ajo
• Sal
• Aceite de oliva
Elaboración
En primer lugar pondremos el bacalao a remojo, para desalar unas 24 horas antes de utilizarlo.
Para ello, lo primero es poner el bacalao bajo el chorro de agua del grifo y frotar con delicadeza con los dedos para que la sal se desprenda.
En un recipiente vertemos agua fría y colocamos el bacalao dentro y lo llevamos a la nevera, ya que debe mantener siempre la misma temperatura.
Pasadas 12 horas retiramos esa agua y volvemos a llenar el recipiente de nuevo con agua fría y otra vez a la nevera otras 12 horas más.
Si el bacalao tuviera un tamaño medio necesitaríamos unas 48 horas con 4 cambios de agua, y si fuera un trozo bien hermoso tipo Hulk, necesitaríamos unas 72 horas con 6 cambios de agua.
También puedes evitarte todo esto y comprarlo ya desalado.
Para el relleno colocamos una sartén al fuego con un poco de aceite, y un diente de ajo, cuando esté doradita añadimos las gambas y las tenemos muy poco tiempo, lo gusto para que empiecen a cambiar de color, retiramos el ajo y las gambas y reservamos.
Después pelamos y picamos las gambas y se las añadimos al sofrito.
Seguidamente agregamos la harina y la rehogamos un poco, vertemos la leche templada, un poco de sal y la pimienta. Vamos removiendo hasta que comience a espesar y la leche se haya integrado perfectamente con el resto de ingredientes, no hay que dejar que quede compacto, ya que cuando se enfríe se endurecerá. Queremos un relleno ligero que se nos deshaga en la boca.
Vertemos el relleno en una fuente y esperamos a que se enfrié.
Transcurrido el tiempo rellenamos los pimientos y los colocamos en una fuente refractaria. Los pintamos con un poco de aceite y los llevamos al horno precalentado a 180º, durante unos 5 o 6 minutos.
Para la salsa: en una sartén, con un poco de aceite, pochamos los dientes de ajo hasta que tomen un ligero tono dorado, añadimos troceados y limpios los pimientos asados, salpimentamos, y posteriormente trituramos con la batidora. Cubrimos con ella los pimientos.
Servir calientes.
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