Cuenta la tradición, que en Medina Sidonia, que por entones era la capital del mundo árabe en España, nació el alfajor o al-hasú que significa “relleno”. Este dulce se preparaba con almendras, avellanas, miel, canela, etc
Con la conquista de América llegaron los alfajores, como reserva nutritiva para los largos viajes, y en estas tierras fueron tomando su propia personalidad, adaptándose en función de las costumbres, las diferentes materias primas, y los gustos gastronómicos de la población.En mi caso, este dulce lo conocí gracias a mi amiga argentina Elena, que es una repostera increíble. Nos traía al trabajo unos dulces y unos pasteles que parecían hechos por un profesional de la repostería.
A lo largo de los años he ido modificando la receta a mi gusto, y la verdad es que están de vicio.Cosas a tener en cuenta, ojo con el horno (los primeros que hice me salieron duros como una piedra), pon un poco de la masa y hornéala para encontrar la temperatura exacta, ya que deben quedar cocidos pero blanquitos. En mi caso los tuve 10 minutos a 170º, con horno con ventilador arriba y abajo.
La textura esta a medias entre un mantecado y una galleta blandita, por ello hay que ser muy generoso con el relleno, o resultará muy pesado.
Al igual que el mantecado o las galletas la masa no debe trabajarse demasiado.
Como ya os había comentado en una ocasión, las vainas de vainilla vacías las coloco en un tarro hermético con azúcar para obtener un azúcar vainillado. Este es el que he utilizado, si no tenéis, podéis utilizar la pulpa de la vainilla, o comprar un sobre de azúcar vainillada y mezclarla con la normal.
Con estas cantidades salen unos 16 alfajores de unos 6 cm.
INGREDIENTES
• 150g de mantequilla
• 4 yemas
• 100g de azúcar vainillado (o la pulpa de una vaina de vainilla)
• la ralladura de un limón
• 1 cucharada de brandy o coñac
• 100g de harina
• 250g de maicena
• 1 cucharada de levadura química (tipo royal)
• Una bolsita de coco rallado
• Un bote de dulce de leche
ELABORACIÓN
En primer lugar, mezclaremos la mantequilla junto con el azúcar hasta que tenga una consistencia cremosa, seguidamente, añadiremos las yemas integrándolas una a una, también agregaremos la ralladura del limón (en el caso que utilicemos la pulpa de la vaina de vainilla, la incorporaremos ahora) y una cucharada de brandy.
En otro bol tamizaremos las harinas junto a la levadura, las mezclaremos. Abriremos un hoyo en el centro de las harinas en forma de volcán y verteremos la crema obtenida anteriormente. Integraremos ambos componentes, primero nos podemos ayudar con la lengua de silicona (espátula de cocina), después verteremos la masa sobre una superficie de trabajo e iremos incorporando los ingredientes con suavidad, no hay que amasar solo integrar.
Una vez la masa esté compacta le daremos una forma alargada, la envolveremos en papel film y la dejaremos reposar en la nevera mínimo 30 minutos.
Tendremos el horno precalentado a 170º, y hornearemos entre 10 y 15 minutos aproximadamente, dependerá del tipo de horno. Tenéis que tener en cuenta que las temperaturas que se indican en cualquier receta son orientativas, porque cada horno es diferente, siempre hacer primero una prueba. Deben quedar de un tono vainilla.
Una vez saquemos la bandeja del horno esperaremos unos minutos antes de desmoldar, ya que tiene una consistencia quebradiza. Luego los colocaremos sobre una rejilla para que se enfríen.
Por último, untaremos la mitad de los discos con generoso dulce de leche, taparemos con otro, y pondremos más dulce de leche en los bordes. Finalmente pasaremos los bordes por el coco rallado.
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